Salvado por una segunda opinión
Cuando Steve Eash-Sanford se enteró que tenía la enfermedad degenerativa de los discos intervertebrales, pasó 15 años buscando alivio para su dolor. Por muchos años había sufrido de entumecimiento y hormigueo en ambas manos, y había perdido la sensibilidad en los dedos medio y el dedo del corazón. Además, el dolor se irradiaba a sus brazos y cuello.
Steve había probado todas las posibles opciones para aliviar sus síntomas: múltiples tratamientos con inyecciones a la espina dorsal y años de fisioterapia. Lamentablemente, todos estos tratamientos solo le proporcionaban alivio temporal. Eventualmente, Steve (54), perdió toda fuerza en sus manos y vivía en constante dolor.
"No podía agarrar nada. Mi vida giraba en torno a las medicinas para el dolor", se lamenta Steve.
Una segunda opinión cambió el diagnóstico
En el 2017 su doctor de cabecera le recomendó que obtuviera una segunda opinión; específicamente, una opinión del Dr.Michael Hartman. El doctor Hartman es el cirujano ortopédico de columna del Goshen Orthopedics.
El Dr. Hartman, en consulta con el cirujano ortopédico Christopher Owens, determinó que los discos de su cuello estaban bien. Y que el problema era más bien un problema agudo de los nervios.
Las pruebas de conducción nerviosa mostraron que el nervio cubital que va del cuello a la mano estaba prensado. Justamente el nervio prensado en el área del codo era el responsable del adormecimiento y hormigueo que Steve sentía en las manos y dedos. La presión también hacía que el dolor se irradiara hacia el cuello.
Tratamiento médico en equipo
Los dos médicos de Steve elaboraron un plan de tratamiento para aliviar la presión que los nervios sufrían en ambos brazos.
El Doctor Owens dice: "Trabajamos en equipo para cuidar de Steve, y elaboramos la mejor estrategia posible para que Steve pudiera de nueva disfrutar de la vida".
El Dr. Owens hizo dos cirugías para realinear los nervios cubitales del codo de cada brazo. Y para extirpar los ligamentos que prensaban el nervio del túnel carpiano, usó un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo.
Cuatro meses después de la operación, el Dr. Hartman retiró el estimulador de médula espinal de la espalda de Steve. Steve ya no necesitaba el dispositivo TENS para el dolor de espalda. Tampoco necesitaba seguir tomando los analgésicos que había tomado por 12 años.
De nuevo a la vida.
"Todo el dolor que tenía desapareció inmediatamente: en pocas de semanas, podía dormir mejor y había recuperado la fuerza de mis manos", dice Steve.
Ahora Steve disfruta de las cosas buenas de la vida, como andar en bicicleta, cortar el césped o jugar con sus nietos; algo que no había podido hacer en años. También le gusta la idea de labrarse un camino laboral en el campo médico ya que le gustaría trabajar en un hospital como flebotomista.
“Los médicos me devolvieron la salud; y esta es la experiencia más positiva de mi vida", agrega.
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