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La rehabilitación cardiaca le cambió la vida

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Brenda Murray de Bristol, empezó su programa de rehabilitación cardiaca en marzo 2021, después de que le colocaron una endoprótesis. Después de completar las 36 sesiones, ella siguió con el programa de mantenimiento que ofrece Goshen Heart & Vascular Center.
 
Cuando Dr. Farid Jalinous sugirió que Brenda haga un programa de rehabilitación cardiaca, ella tenía  muchas dudas. “Cuando se mencionaba el ejercicio, yo pensaba en levantar pesas, cosas así. El doctor sugirió yoga, y yo pensaba que se trataba de gente en el suelo,” ella dijo. “No estaba segura de poder hacer eso. Yo pensaba que simplemente tenía que hacer cosas en la casa.”
 
Al pensar en sus nietos, Brenda cambió de idea. “Me di cuenta de que la rehabilitación cardiaca se trataba de la longevidad. Mis nietos tienen 13 y 15 años. Quiero estar aquí para verlos crecer,” dijo Brenda, de 79 años.
 
“Noté una mejora después de tres semanas. Cuando empecé, ni siquiera podía subir las gradas. Tenia artritis que me molestaba, aún al caminar. Me dolía todo el cuerpo,” Brenda dijo. “Ahora me muevo más. Salgo todos los días. Hago ejercicio tres veces por semana. Ha mejorado mucho mi aguante. Mis rodillas y mi hombro me duelen un poco cuando vaya a la sesión de rehabilitación cardiaca, pero dejan de doler una vez que haga ejercicio. También está mejor mi equilibrio.”
 
Brenda valora la calidez física del centro de rehabilitación cardíaca y la calidez del personal de rehabilitación cardíaca. "El personal es maravilloso. Connie, los terapeutas, incluso el programador de citas. Son muy cálidos y acogedores. Las personas más jóvenes a veces pueden desdeñar a las personas de mi edad. Pero nunca lo fueron. Además, ¡son muy alentadores! No puedo decirle con qué frecuencia dicen '¡Buen trabajo, Brenda! ¡Lo hiciste super bien, Brenda!' Su ánimo me ayuda mucho".
 
Los terapeutas también adecuaron las sesiones de terapia de Brenda a sus necesidades. Ella se había caído de la máquina de caminar sobre la banda cuando era más joven, y no quería usarla. Además, cuando ella empezó la rehabilitación cardiaca, se estaba recuperando de una costilla rota así que le dolía cada vez que caminaba.  
“Ellos encontraron dos aparatos que sí puedo usar. No la bicicleta, pero otros aparatos en donde uno hace los ejercicios de forma sentada,”  dijo Brenda. “Estoy contenta de que a uno le monitoreen tan de cerca. Saben el historial de uno. Están pendientes de las señas vitales. Si uno va muy rápido, le paran. Le preguntan si necesita tomar un descanso.”
 
Brenda agregó, “Me gusta. Jamás pensé que me gustaría. Pero sí me gusta. Y uno sabe que está haciendo algo bueno para si mismo.”

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