Doble diagnóstico: la historia de cómo una visita a la sala de emergencias después de una caída terminó en el descubrimiento de cáncer
La historia del cáncer de tiroides de Marilee Wires comenzó por accidente. Se cayó por varios escalones destartalados en febrero de 2021. Cuando intentó levantarse, su brazo izquierdo no funcionó.
Sola y con mucho dolor, Marilee se incorporó lo mejor que pudo con el brazo bueno y manejó hasta la sala de emergencias de Goshen Hospital. Llamó a su esposo y esperó a ver si había roto algún hueso en su brazo dominante, el que usaba para casi todo.
Un médico de la sala de emergencia le preguntó a Marilee si se había golpeado de la cabeza en el momento de caerse. Pero como todo pasó tan de repente, Marilee no sabía.
“Luego me preguntó si me dolía la cabeza,” cuenta Marilee. “Pues sí, me duele, pero estoy llorando por el dolor en mi brazo.”
Como medida de precaución, el equipo de la sala de emergencias le colocó a Marilee un collarín ortopédico y ordenó una tomografía computarizada para descartar una hemorragia cerebral o un traumatismo craneal. También le hicieron radiografías del brazo y el hombro.
Los resultados de las tomografías fueron buenos—no tenía huesos rotos. Era probable que Marilee tenía unos tendones o músculos desgarrados en el brazo, y tendría que consultar con un cirujano ortopédico.
Y más buenas noticias: Marilee no había sufrido hemorragia cerebral. Sin embargo, la tomografía computarizada había captado imágenes de su cuello que causaron una nueva preocupación.
El cáncer de tiroides puede crecer sin síntoma alguna
La glándula de tiroides de Marilee estaba llena de nódulos, dijo el médico. Debería ver a su médico de cabecera lo más pronto posible.
Marilee conocía bien la enfermedad de la tiroides. Su padre había sido diagnosticado con cáncer de garganta y vocal en etapa 4 a los 70 años. Ya se había extendido a otras partes de su cuerpo, dejándolo sin buenas opciones de tratamiento. Una tía, y gemela idéntica a la madre de Marilee, recibió tratamiento para el cáncer de tiroides en los años 80.
Después de una ecografía de su cuello, Marilee se enteró de que su glándula estaba llena de nódulos. Fue entonces cuando su médico de cabecera recomendó que Marilee acudiera al Goshen Center for Cancer Care.
"Aquí estoy con el brazo en cabestrillo debido a la cirugía en el manguito rotador desgarrado, y ahora tengo que ir a ver al cirujano oncólogo", dijo Marilee. "Me dijo que necesitaba hacerme una biopsia de los nódulos".
Los resultados de la biopsia no fueron concluyentes. Eso significaba que los médicos no podían determinar con certeza si las células eran cancerosas o benignas.
"Con mi historial familiar y con tantos nódulos como tenía, el oncólogo dijo que siguiéramos adelante y extirpáramos la tiroides", dijo Marilee. "Le dije que estaba bien, que me programara la cirugía y que me la hiciera ya".
Tratamientos de radiación después de la cirugía destruyen las células cancerosas restantes
Los resultados iniciales de la cirugía le dieron a Marilee la esperanza de que los nódulos no representaban una gran preocupación. Sin embargo, en su cita de seguimiento, todo cambió. Los resultados de laboratorio del tejido extraído de la glándula confirmaron que Marilee tenía cáncer de tiroides.
Todavía con el brazo en cabestrillo y sanándose de la caída, Marilee se enteró de que era necesario hacerse otro procedimiento: una ablación por radiación. Esto significaba que ella necesitaba una dosis de yodo radiactivo para destruir las células cancerosas que todavía permanecían en el cuello.
Una ronda de pastillas radiactivas le parecía factible a Marilee. El mayor desafió vendría después del tratamiento. Tendría que aislarse de todos los demás durante varios días mientras su cuerpo emitía radiación.
"Nadie podía estar conmigo porque era radiactiva", dijo Marilee. "Allí estaba con un brazo que no funcionaba, y tenía que estar sola en casa".
Marilee ya había lidiado con la cirugía, las citas médicas y la recuperación por su cuenta durante la pandemia. Ahora tenía que depender de FaceTime, las llamadas telefónicas y el distanciamiento estricto de las visitas cuando familiares y amigos se comunicaban con ella.
"Tuve días que fueron realmente estresante para mí", dijo. "Mi brazo no funcionaba, ahora tenía que hacer toda esta radiación. Tener que lidiar con todo a la vez fue abrumador".
Tratar a la persona en su totalidad, no solo a la enfermedad
Cuando Marilee recuerda esos días oscuros, recuerda los rayos de esperanza que parecían surgir de la nada. Una enfermera se detuvo para consolar a Marilee en el estacionamiento del Cancer Center después de un estresante día de citas. Las llamadas de seguimiento después de su ablación por parte de compañeros de trabajo, médicos y el coordinador de imagenología hicieron que los días pasaran más rápido.
Una cobija hecha a mano por voluntarios del Cancer Center hizo la llorar de gratitud cuando Marilee llegó a su última cita oncológica.
"Esta cobija surgió del amor de alguien que ni siquiera conozco", dijo. "El cáncer es algo que cambia la vida, y necesitas la amabilidad de todas esas personas que tocan tu vida".
Por fin, Marilee pudo volver a su vida. La ablación había funcionado. Estaba libre de cáncer.
Con la radiactividad ya fuera de su cuerpo, llegó el momento de abrazar a su familia, que le había brindado un tremendo apoyo a lo largo de su tratamiento. Ella y su esposo podían aventurarse de nuevo en su motocicleta Harley, descubrir nuevas carreteras secundarias o encontrar un laguito de pesca favorito.
Cuando Marilee salió del Cancer Center por última vez, se escuchó a sí misma decir en voz alta: "Si alguna vez pudiera conseguir un trabajo aquí, volvería para ayudar a alguien a sentir que es importante, y ayudarlo a pasar por toda la situación que yo acabo de pasar".
Pasaron varios meses. Un día, Marilee vio un anuncio de trabajo que una amiga había compartido. El Cancer Center buscaba un especialista en información oncológica.
El trayecto de Marilee había cerrado el círculo. Ella consiguió el trabajo en el Goshen Center for Cancer Care, de ayudar a los pacientes a recopilar la información que necesitan para comenzar el tratamiento. Marilee sabía que este era un trabajo en el que ella podía marcar la diferencia en la vida de otros, todos los días.
De paciente a Colega y a paciente de nuevo
La historia de Marilee sobre su experiencia como paciente en Goshen no terminó cuando se convirtió en Colega.
"Tenía unos problemas con mis piernas, así que pedí una cita con mi médico de cabecera", dijo. "Pensó que podría tener esclerosis múltiple y me mandó a hacer una resonancia magnética cerebral".
Días después, Marilee recibió una llamada de su médico mientras estaba en el trabajo.
"Me dijo que no tenía esclerosis múltiple. Pero que tenía un tumor cerebral", cuenta Marilee. "La verdad yo pensaba que el 2022 iba a ser un poco mejor, pero resultó ser peor aún".
Una vez más, Marilee se encontró rodeada de apoyo de todos en el Cancer Center. Sus compañeros de trabajo se sentaron con ella mientras el oncólogo radioterápico Houman Vaghefi, MD, explicaba lo que vio en las imágenes de su resonancia magnética.
Un neurocirujano confirmó las sospechas del Dr. Vaghefi. Marilee tenía un tumor cerebral benigno de meningioma detrás del ojo izquierdo. Eso la dejaba con tres opciones de tratamiento. Observar el tumor para ver si cambiaba. Extirparlo con una cirugía. Aplicar tratamientos de radiación dirigida para, con suerte, detener el crecimiento.
Marilee optó por la radioterapia, al saber que podría recibir los tratamientos en el Cancer Center. No solo contaría con el Dr. Vaghefi a cargo de su radioterapia, sino que todo un equipo de apoyo estaría con ella en cada momento del tratamiento y recuperación.
"No solo tratan la enfermedad que uno tiene", dice Marilee. "Se preocupan por uno como ser humano".
Después de cinco sesiones, la radioterapia había hecho su trabajo para Marilee. El tumor ya no mostraba signos de crecimiento. Marilee sentía una sensación de calma, al saber que todo un equipo de profesionales del Cancer Center seguían pendiente de ella.
"Siento que estoy en muy buenas manos en el Cancer Center", dice Marilee. "Realmente me devolvieron la vida".
El saber es poder cuando se trata de usted y su salud. Por esta razón, nuestros especialistas en información oncológica de Goshen Center for Cancer Care están listos para ayudarle a comprender su enfermedad, pronóstico y opciones de tratamiento. Comuníquese con nosotros para hablar con nuestros especialistas en atención oncológica, programar una cita u conseguir una segunda opinión, al (888) 492-4673.